Catequesis de la Comunión

Cada año, alrededor del mes de marzo, se abre la inscripción para la Catequesis sacramental para niños, adolescentes y adultos. Es que la fe, esa relación de confianza entre Dios y nosotros, es algo que estamos llamados a profundizar a lo largo de toda la vida.

La preparación de los niños tiene una duración de dos años, para recibir la Comunión.

Edad: a partir de 8 años.
Tener: foto de DNI, partida de nacimiento y certificado de bautismo.

Para inscribir o para pedir mas información:

catequesissba@gmail.com
11-4025-1409
11-5993-0480

¿Qué es la Comunión (o Eucaristía)?

Los católicos sabemos que, en cada misa, Jesús está allí de tres maneras: en la comunidad reunida, en su Palabra (al leer la Biblia), y en su cuerpo (bajo la forma de pan de vino). Durante el momento de la Consagración, el pan y el vino dejan de ser eso para convertirse literalmente en el mismo Jesús. Ya que él mismo, en la última cena, aseguró: «Tomen y coman todos de él, porque esto es mi cuerpo». Y, «hagan esto en memoria mía».

Por eso la Iglesia sostiene que, si alguien quiere que su fe siga viva, que su relación con Dios sea real y profunda, uno de los espacios privilegiados necesarios para eso es la santa Misa, vivida en Comunión con nuestros hermanos cada Domingo (antes se decía que era “obligatorio”, que significa lo mismo).

¿Qué brasa puede permanecer encendida cuando se la aleja del resto del fuego? ¿Acaso no termina apagándose? Eso puede suceder con nuestra fe, cuando -pudiendo-, no vamos a misa semanalmente.

Un encuentro presencial

Usando una imagen, para entender mejor, la oración personal sería como un mensaje o incluso una video llamada. Pero la Misa del domingo sería como esa reunión familiar en la que nos juntamos todos de forma presencial, compartimos lo que traemos en el corazón, lo que vivimos esta semana, nos relacionamos con los demás, nos dejamos amar por quien nos recibe, aportamos cada uno lo propio, y nos alegramos de que el dueño de casa disfrute de nuestra presencia. Allí pedimos, agradecemos, pedimos perdón, intercedemos por otros, y nos dejamos amar por Dios a través de su Palabra y del regalo de su cuerpo, alimento que sacia nuestra hambre y sed más profundas, y que nos une a los demás en Él.

En la Misa acompañamos también a Jesús, durante su Pasión -esa entrega de amor que vuelve a repetirse cada vez-.

¿”Primera” comunión?

Por eso, no queremos prepararlos para la Primera Comunión: queremos que puedan disfrutar de muchísimas comuniones mas, a lo largo de toda su vida. Y queremos acompañar también a sus familias para que se reencuentren con Dios y puedan gozar de ese amor que sabemos que nos cambia la vida.
Entendiendo así la Misa, ¿cómo no acercarnos? ¿Cómo no volver todas las veces que podamos?